sabato, marzo 05, 2011

La juventud al límite. IN MEMORIAM. Mohamed Bouazizi



PARTE I

Carne de cañón de la pirámide demográfica.
Nacimos endeudados por una mala administración que aún padecemos.
Herederos de un sistema que no lleva a ninguna parte.
Nos toca la reponsabilidad de tratar de enderezar el rumbo, de buscar la esperanza.

Somos los jóvenes del planeta.

Aquí en México se ha creado una nueva palabra para rápidamente etiquetar el "clishé" del que no trabaja ni estudia: Nini. Miles dicen las estadísticas, no hacen ni una cosa, ni la otra: por desidia, por falta de oportunidades, por las dos. Algunos de ellos forman huestes que ahora engrosan las filas de las narcotienditas y el "narcomercado", o si hay más congruencia y deseos de hacer algo, serán en algún futuro mecánicos, albañiles, carpinteros, plomeros, alguna ocupación emergente para "chambear" en lo que salga y salir finalmente de ese limbo.

Independientemente de la gran agencia de contrataciones que es el narcotráfico en nuestro país (tema a omitir en esta reflexión), falta la revindicación importante de esos "oficios", la capacitación seria a través de escuelas técnicas de artes y oficios para quitarle el estigma de "chambita" a estas profesiones que siempre son necesarias, y que en países de "primer mundo" sí son consideradas dentro de un esquema de profesionalización "decente". Acá, los Bachilleratos Técnicos y luego ya, al mundo del "libre mercado" a rascarte con tus propias uñas. Si acaso tienes suerte, dinero, tiempo o todas juntas, te "profesionalizas" en alguna de las escuelas que tiene el gobierno para estos oficios (incluyendo técnico en computación y secretariado bilingüe), o bien en alguna de las "academias patito" que pululan en todos los estados del país, ofreciendote "oportunidades" y "becas" (cfr. Universidad CNCI.... ¡Antes Colegio Nacional de Cómputo e Inglés!

¿Qué oportunidades puedes tener al salir de una de esas universidades con sólamente el inglés y la computación? Ahora el manejar esas dos herramientas no te hace "alguien apto para el trabajo" sino solamente parte de una estadística (inflada por los chinos e hindues que se cuentan por millares, decididamente disciplinados) que se va a la lista de espera. ¿Trabajar en una gran compañía? ¿Empezar una compañía propia? ¿Trabajar para el gobierno? ¿Qué se espera que puedas hacer? ¿Montar un cybercafé? ¿Revender crédito a usuarios de celulares? ¿Bloguear interminablemente desde la computadora de la casa de tus papás? ¿Reparar computadoras? Sin duda, pocas ideas se me ocurren, y el horizonte laboral es gris, gris como el humo de las chimeneas que queman combustibles fósiles para alimentar nuestro sueño posmoderno. Gris tirando a negro es el lado oscuro de la globalización. La globalización de los desastres ambientales, económicos y sociales.

El cambio climático es una de las demostraciones de la "globalización". (aunque sea tema de otro apartado)

Aunque hay la esperanza, verde, que nunca muere. (Verde es el color de la fe islámica)

Esta reflexión forma parte de un ensayo que tal vez nunca termine, que tal vez no llegue a empezar, pero son palabras que se agolpan en mi mente, apretándose a salir pues estuvieron encerradas mucho rato. Es pensar en lo que sucede en el Magreb, en África, sacudiéndose los dictadores parias. Son palabras que buscan una verdad.

Mohammed Bouazizi. Era más que un Nini, era alguien que le hizo la lucha a la vida como es, cuesta arriba. Buscaba vivir, alimentarse, alimentar a los demás. Será protagonista de novelas aún por escribir (o escribiéndose), agitó a sus contemporáneos con su inmolación para quitar al primer dictador árabe, para transformar a Túnez (su tragedia adquirió proporciones monumentales). Y acá, de este lado del mundo, no entendemos muchas cosas de la imagen que nos llega. Seguramente ni reconocemos ese nombre. Pero ese nombre inició la "Revolución del jazmín" que ha contagiado su perfume por el mundo árabe, no solamente africano (Egipto, Libia, Marruecos), sino también en "medio oriente" haciendo eco en Yemen, en Bahrein, lugares que nos suenan tan exóticos como distantes y diferentes.

Pero da la casualidad, que los jóvenes allá, también son usados como carne de cañón.

Mohamed vendía frutas y verduras en una carretilla, en un pueblo desolado de Túnez, y sufrió la extorsión y humillación de la policía. Desconsolado, sobre el polvo, se prendió fuego.

Me he quedado sin palabras tratando de pensar ¿qué es una vida sencilla, donde se pueda compartir con los demás?

¿Qué lugar tienes en el "buffet" mundial al que estamos asistiendo? (de los primeros en la fila, de los que llevan tiempo esperando, tragón, moderado, a dieta...etc..) ¿De qué tamaño es el cucharón con que te sirves? ¿Te has puesto a pensar que en la línea para servirse no solamente está esperando el resto de la población humana con la que compartes ahora, sino también los animales e inclusive, las generaciones por venir?

¿Qué tanto te sientes responsable?