domenica, aprile 24, 2016

Agrarismo ilustrado

Amargado por el mundanal desperdicio, pretendí alejarme a la montaña, pensando que podría rumear mis pensamientos con toda tranquilidad en el silencio de una cueva. Desagregar imágenes impuestas hasta quedarme con la más sutil esencia del instante y desde ahí, desde esa zona cero, volver a empezar, volver a ser yo mismo, con lo que fuera que eso significara.

En el camino, me encontré con un maestro campesino de carácter robusto y sólido como piedra por fuera, pero dulce por dentro como suave pulpa de coco. No venció mis intenciones, me convenció de lo cobarde que sería abandonarlo todo para al final de cuentas, reencontrarlo todo. 

El hombre me dijo:

"Si estás cansado del desperdicio, de la apatía, de la falta de responsabilidad y compromiso, huir a la montaña no te va a servir de nada, en cambio vuélvete útil, vuelvete nutricio. Toma un poco de las expectativas de algunos corazones sinceros, añádeles la húmeda caricia del calor tropical, melaza y déjalas fermentar durante dos lunas llenas.

Por instantes, asómate a ver qué sucede dentro del recipiente azul morado de las consciencias en transición, que ese sea el receptáculo de tus mezclas y el crisol de tus alquimias, cada vez que puedas añádele un poco de congruencia de tu propia cosecha. La mezcla estará lista cuando notes el dulce aroma a suelo mojado después de la lluvia, entonces asperjalo todo, rocía los cultivos, las huertas y las macetas... Salpica la parcela del universo a tu cuidado con estas combinaciones y sigue cultivando tus relaciones...

Cada vez que puedas canta. Si sientes necesidad de cantar el dolor del mundo, hazlo, si en cambio te mueve hasta el tuétano la alegría contágiala como si de un buen resfriado se tratara. 

Camina suave por el mundo, levántate a la batalla cósmica cotidiana con el ánimo templado y la herramienta lista, respira que sigues vivo..."