venerdì, maggio 28, 2010

Progresión progesiva que progresa

Desconozco el día, la hora y los ausentes,
desconozco la ira, la adormecedora cotidianeidad
que amenaza al acecho tras cada palabra, vertical,
desconozco mi rostro contemplando,
desconozco al contemplador y lo contemplado,
así sentado, ya nada me importa:
los pendientes, las responsabilidades, las deudas, se flexionan,
plegadas ante el horizonte,
son inexistentes ráfagas de viento azul ensimismado.
Eran algo,
pero ya, por ahora al menos, ya no son nada siquiera.

Imágenes

Sonidos

Percepciones de una totalidad fragmentada

Coros melancólicos en la distancia

Las primeras luces del día

Agua cayendo suavemente sobre la tierra

Algunas hojas verdes...

Palpitación instintiva (de ciudad)

Impasibles columnas de mortero y piedra
frustración que se agolpa en la pintura gastada
pendientes que se acumulan hasta volverse basura
fulminante impotencia entre tantos humos.

Soledad entre las masas anónimas
vanos ruidos ajenos
somos más y nos hacemos menos.

Gritos interiores desgarrados
aventando nuestra vida como dados

Inquietante movimiento de inutil tiempo
sombras que se alargan como torres
árboles que se sostienen de su pensamiento

Flores metálicas, de bronce
apenas desfilando entre las grietas del concreto
la mente vaga sin rumbo, vacía
sin encontrar ya siquiera su reflejo mudo
que le recuerde lo que significa estar viva.

Sopor de continuidad
pesado líquido de la indiferencia
cae a gotas en el corazón que se cierra a si mismo
y al infinito.