lunedì, giugno 16, 2008

Volver a la ciudad... por ratos

La ciudad enorme, caja insondable de curiosidades y novedades en cada centímetro,
me vuelve a visitar, la montaña va a Mahoma.
Entre mis dedos pasan algunos fragmentos de sus calles, adoquines, ríos subterráneos,
misterios todos de varios tiempos agolpados en un mismo presente,
la ciudad, impasible.

Mientras camino por ella, la palabra que la nombra va perdiendo sentido,
vuelvo a escribirla: ciudad, y no sé que tanto de ella en realidad abarco,
inasible, la misma palabra que escribí hace un momento ahora está más distante...

Ciudad: eres luz, eres caravana de sombras, desfile de incoherencias,
grutas de conocimiento, recursos, tienes de todo y te falta de todo... quieres todo...

mercoledì, giugno 11, 2008

Lo poquito que cuenta

Pudiérase entender de manera despreciativa: que poco importa, pero en realidad quiero decir que "lo poquito" es lo que en realidad importa.

Ante la impersonalidad que impera en estos tiempos
azote del individuo, de la persona que se reduce
prefiero sentir que en verdad sirve de algo
que siembre una semilla, que corte el pasto.

Una imagen vacía, cientos de ellas,
buscan imponer su prioridad, establecerse en la mente
dictar desde ahí la voluntad ¿de quién?
reconozco que en esos intentos masivos no está mi voz
no está la voz de los que se me parecen
es una voz automática, masiva, impersonal.

Lo poquito es lo que cuenta.

martedì, giugno 03, 2008

No andaba muerto


Ni de parranda tampoco. Simplemente, las cosas de la vida lo apartaron de la escritura.

Quien sabe: árboles, familia, construcción, vacas, distancia, vida rural. Visto desde fuera, todo pudo haber sido un acelere por un cambio de vida anunciado. Esos son los más difíciles porque tienen un montón de expectativas por cumplir, y cuando no se logran, duele.

Duele porque se quiere, duele porque hay apego a las formaciones mentales.

Un mundo perfecto.

La jardinería inmensa solo posible para ser trabajada por gigantes. ¿Quién tiene la espalda para trabajar tanto? Quién tiene los aperos de trabajo, las bestias, el batallón de esclavos, el dominio sobre las tierras para darle la forma del capricho.

Cabellos rizados.

Capelli ricci. Capricho. Capirotada.

Mejor no seguirle y dejar que el tiempo guarde estas palabras, que acumulen bytes bajo mi autoría en el cyber espacio democrático del blog. Que visiten o no visiten. Me siento amplio escribiendo en tres blogs, pero insatisfecho con su presentación visual.

Me conformo por ahora con la imagen de un mundo perfecto. Búdico pues.

Es bueno volver aquí. Hay algo... la sensación de tierra mojada. La soledad del escriba. Su turno ante el Scriptorum... siempre hay algo cuando uno vuelve. Después de tanto tiempo.

Siempre.