venerdì, maggio 28, 2010

Progresión progesiva que progresa

Desconozco el día, la hora y los ausentes,
desconozco la ira, la adormecedora cotidianeidad
que amenaza al acecho tras cada palabra, vertical,
desconozco mi rostro contemplando,
desconozco al contemplador y lo contemplado,
así sentado, ya nada me importa:
los pendientes, las responsabilidades, las deudas, se flexionan,
plegadas ante el horizonte,
son inexistentes ráfagas de viento azul ensimismado.
Eran algo,
pero ya, por ahora al menos, ya no son nada siquiera.

Imágenes

Sonidos

Percepciones de una totalidad fragmentada

Coros melancólicos en la distancia

Las primeras luces del día

Agua cayendo suavemente sobre la tierra

Algunas hojas verdes...

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