lunedì, gennaio 05, 2015

Afraid of getting older...

El reloj sigue caminando, no importa cuantas veces le retire las baterías, cuantas veces lo rompa, lo ignore, me resista a portarlo, a hacerle caso. El portavoz del tiempo se sigue burlando de mi y de mis pretensiones.

Mis venas se hacen más gruesas, se insinúan más en mi carne, como si el flujo de sangre se hiciera más presente, más necesario. Antes no había cansancio ni agotamiento, solamente una energía juvenil sin límites, condicionada a su misma falta de experiencia.

No soy yo el que se hace más viejo, es el espíritu del mundo y el mismo mundo el que se desgasta, yo sigo aquí, esperando la epifanía de mis sueños más románticos y extravagantes.... Cada bocanada de humo es una mera insinuación de todas esas expectativas.... Es un éxtasis inacabado, es una propuesta a medio terminar, es un proceso inconcluso.

Sigo siendo el testigo, sigo siendo el que permanece en esta parcela del universo a la que fui enviado. Pareciera hacerse cada vez más latente que no hay agua que me moje ni fuego que me queme, que nada más estoy aquí atestiguando el dolor del mundo y también sus alegrías y esperanzas. Soy un testigo del juego de dados que Dios tira cada vuelta de temporada para agitar las piezas del Diablo. Contemplo las altas y bajas de la moral, la bolsa de valores, la política y las artes, me quedo en el punto justo para contemplar a la ciencia y a su hija pródiga, la tecnología, hacernos creer que somos cada vez más Dios y cada vez menos hombre.

Pero la sed sigue. Eso es lo único. Como una sed de pez en el agua, insaciable, imposible, pareciera que me agoto en tratar de paliar el sentimiento. Pareciera no haber cura, pareciera no haber agua de la calidad que necesito. No me seco, pero casí, el crujir de mis articulaciones da testimonio de esa resequedad. 

Dicen que conforme pasa el tiempo nos ponemos más necios, se acentúan nuestros rasgos de carácter menos afortunados, nos volvemos menos flexibles, más cortos de aliento, más obcecados con las sutilezas que deberíamos de dejar soltar. En fin, nos volvemos un amasijo de carne, sangre y emociones conflictivas, regresando al mismo punto necio para tropezarnos con la misma piedra, lanzando al aire maldiciones como si fuera la primera vez, gritando cada vez más fuerte, como si eso alejara el resto del ruido de nuestras vidas.

Pura Insensatez. 

Maybe I am just afraid of getting older...

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